Mas de Yoarimo

martes, 7 de junio de 2011

La Historia del tobillo II

Después de que termine de escribir la primera parte de esta historia, bueno, no exactamente después, suena el celular y la pantalla indicaba que era mi novia.
Eran como la una y algo, así que pensé, "me extraño y esta volviendo". Nunca había estado mas alejado de acertar en algo.
Contesto el teléfono y era Laura, una amiga, que me dice:
-Laura: Ariel, este... Karina esta estúpida de yema. (termino que se usa para decir que una persona esta extremadamente alcoholizada)
-Yo: Como que esta yema? Como paso eso?

-Laura- Es que se tomo todos los tequilas que se le cruzaron. Y pide que la vengas a buscar.
-Yo: Bueno, Laura, no puedo salir yo, me esguince el tobillo y tengo el pie hinchado estoy (le conté toda la historia) Así que traiganla para mi casa.
-Laura: Bueno, te aviso cuando estemos llegando.
Si hay algo que me rompe soberanamente las pelotas, es salir con gente que no te cuida. No lo banco. Si se llevan a mi novia, mínimo, no la hagan tomar. No hasta el punto en el que no sepa ni como se llama. Ese tipo de cosas conmigo no van. En fin.
A la media hora me llaman y me dicen que estaban en la plaza del barrio, así que me arrastre escalera abajo, agarre la llave del auto y me fui a buscarla.
Después de que llego, enojado como nunca, bajo a los brincos hasta el auto y abro la puerta. La escena no me la olvido. Ella con una bolsa en las piernas y la cabeza dentro de la bolsa. Alberto que venia atrás teniéndola, me ayuda a bajarla y a llevarla al auto.
Llegamos a mi casa, y me dice:
-Novia: Ayudame a bajar.
-Yo: No, baja vos solita, no te puedo ayudar. (En tono de, calavera no chilla mamita)
Como pudo se bajo, abrió la puerta y subió las escaleras y se acostó en mi cama.
Después de esto, me pase la madrugada arrastrándome escalera abajo, escalera arriba, con el pie colgando, buscándole agua, vaso, comida y cuidándola hasta las 5 de la mañana. Después de dormir unas 2 horas y que se sentía un poco mejor, la lleve a su casa.
Termine acostándome a las 6.
9 en punto de la mañana, me despierto, con el pie echo una bola y que me reventaba del dolor. Recién en ese momento me di cuenta, de que era hora de visitar al medico.

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